Dieta Antiinflamatoria

Sobre el Artículo

  • Categoría : Nutrición, Medicina Antiaging
  • Por : Pilar García de la Barga
  • Fecha : 15 de Abril

Dieta Antiinflamatoria Alcalina

La inflamación crónica acorta la longevidad, acelera en envejecimiento y favorece el desarrollo de enfermedades degenerativas.

La inflamación crónica, también llamada inflamación subclínica, es un proceso complejo que acaba convirtiéndose en una disfunción en sí misma y siembra el terreno para la aparición de enfermedades crónicas y degenerativas como son: la diabetes, la osteoporosis, enfermedades cardiovasculares, enfermedades autoinmunes, fibromialgia o cáncer. Se convierte en una amenaza silenciosa, ya que no es evidente como ocurre con la inflamación aguda.

La Dieta Alcalina Antinflamatoria no es una dieta específica para perder peso, se adelgaza porque reduce en gran medida la retención de líquidos al mejorar la carga tóxica del organismo.

Es una propuesta nutricional depurativa y saludable, que favorece el terreno metabólico correcto del organismo para conseguir un buen estado de salud, a través de los alimentos.

Principalmente se compone de alimentos saludables, frescos a ser posible de procedencia ecológica y sin procesar.

Es rica en vitaminas, minerales, ácidos grasos esenciales, fibra dietética y antioxidantes.

Es muy sencilla, incluye todos los vegetales, frutas, cereales completos, proteínas de calidad y grasas saludables en tu alimentación.

  • Entre las verduras es importante incluir crucíferas regularmente (col, brócoli, kale,repollo…), también es importante consumir semillas, frutos secos, especies y germinados.
  • Reducir el consumo de proteína animal y potenciar el consumo de proteína vegetal: legumbres, tempeh, quinoa.
  • Consumir aceites de alta calidad y primera presión en frio.
  • Eliminar grasas no saludables y alimentos procesados: margarinas, aceites refinados, fritos, comidas elaboradas con grasas trans, alimentos ricos en grasas saturadas (embutidos, carnes, lácteos, etc.).Eliminar harinas refinadas, azúcares y otros cereales con un alto índice glucémico.
  • Eliminar alimentos que se sospecha que pueden causar sensibilidad alimentaria o intolerancia, como el gluten y los lácteos.
  • En lugar de café, tomar infusiones o tés como el kombucha, te verde, te blanco. Beber agua de buena calidad con bajo residuo seco.
  • Si se bebe alcohol, dar preferencia al vino tinto ecológico, con moderación.
  • Cenar temprano

A fin de corregir posibles desajustes nutricionales, complementar con micronutrición adecuada y con el objetivo de optimizar al máximo los beneficios obtenidos, es conveniente la supervisión de un profesional de la salud cualificado.

Pilar García de la Barga Palacios



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